Pertenezco
a una generación que vivió la guerra, no combatiendo porque muchos éramos
niños, sin embargo, sabíamos lo que significaba un escenario bélico. Y ese
dolor que sentíamos hoy sigue sangrando como herida que no tiene sanación.
Obviamente nuestro dolor es incomparable a lo que han atravesado tantas madres
y padres que vieron partir a sus hijos, pero nunca los vieron regresar.
Me
da la sensación que la sociedad argentina parece no haber aprendido
absolutamente nada. Nos gusta “honrar” hechos históricos como ejercicio de
“memoria”; (amnesia dirigida); y sin embargo nuestras acciones son
destructivas. Todo el mundo habla del
proceso de desmalvinización y pasamos echando culpa al Estado cuando la misma
sociedad produjo esa desmalvinización. Recordemos que cuando nuestros soldados
llegaron de la guerra después de la rendición, recibieron insultos, descendieron
en los aeropuertos de noche con las luces apagadas para que nadie los viera y
de esta forma se pretendía esconder una especie de “vergüenza nacional”.
Aquellos
héroes que lucharon valientemente con pocos recursos; muertos de frío;
enfrentando a un gigante bélico; dejaron de ser soldados para pasar a ser
desahuciados. Muchos tuvieron la fortaleza y el acompañamiento para salir
adelante, continuar estudiando y recibirse; emprender una empresa, pero
muchísimos inclusive los primeros, quedaron desolados como la misma isla en la
que pelearon. No hay nada a favor de ellos, hasta se volvió una especie de
meeting político el de reconocer si son combatientes, ex combatientes; si tienen
el mérito o el honor de ser ex combatientes y reconocido como tales. Es triste todavía saber que a cuarenta y dos años
de la guerra de Malvinas hoy son olvidados.
Debemos
recuperar las historias de aquellos que pelearon en las Islas Malvinas para
entender a lo que se enfrentaron; y como era el amor que le tenían a la patria.
Para saber qué es el honor. Tanto se
habla de memoria y sin embargo actuamos para olvidar, para no volver a recordar
esos tiempos. Pero bien lo dice
Benedetti: “el olvido está lleno de memorias”. Pretendemos olvidar, pero en
realidad solo buscamos esconder la vergüenza. Una sociedad que solo busca
ocultar la verdad nunca puede construirse como tal.
“Ay
hermanita perdida cómo quisiera abrazarte” dice la canción de Piero. ¡Ay hermanos
perdidos como quisiera abrazarlos! Aquellos días siguen siendo hoy nuestros
días.