Durante su intervención, Martínez señaló que la sinodalidad y el trabajo en conjunto es un riqueza para alcanzar las comunidades que aún no han sido plenamente integradas en las acciones pastorales.
Desde el encuentro en Paraguay, la Pastoral Juvenil ha trabajado en fortalecer los lazos con distintas plataformas y redes para potenciar su alcance.
Martínez identificó varios desafíos que enfrenta la juventud en su compromiso con la misión de la Iglesia. Señaló la necesidad de abrir más espacios para la participación juvenil y de ampliar la visión pastoral para acoger a todas las realidades. Inspirada en las palabras del Papa Francisco, reafirmó que “la Iglesia es para todos, todos, todos”, e instó a una mayor inclusión y apertura desde los diferentes ámbitos de acción pastoral.
Asimismo, resaltó la necesidad de la escuchar activamente a los jóvenes y permitirles ser protagonistas en los procesos de articulación eclesial: “Nosotros, como Pastoral Juvenil, debemos escuchar y tener una apertura grandemente”, afirmó.
En cuanto a las estrategias más efectivas para motivar y formar a los jóvenes en el liderazgo eclesial y social, Martínez mencionó que los espacios de formación y encuentro han permitido generar un proceso de fortalecimiento de relaciones y vínculos entre los jóvenes líderes ya que son los que poseen una sensibilidad especial para identificar y responder a las necesidades de sus países.
“Los jóvenes son creativos, tienen muchísimos dones, muchos talentos para ponerlos al servicio de la comunidad y, de hecho, muchas innovaciones que se vienen dando en la Iglesia, en muchas renovaciones, es porque les han dado apertura a los jóvenes”, dijo Génesis Martínez haciendo hincapié en los aportes que la juventud puede ofrecer tanto a la Iglesia como a la sociedad.
“Los jóvenes no son el futuro, sino que son el ahora de Dios. Son capaces de asumir responsabilidades, de soñar, de comprometerse, de organizarse… se fijan objetivos y líneas, y en función a eso, van caminando”, remarcó, haciendo eco de las palabras del Papa Francisco.
Finalmente, envió un mensaje a aquellos jóvenes que se han alejado de la Iglesia o que han perdido la confianza en su misión: “El mal en nuestras vidas no tiene la última palabra. Justo estamos celebrando el Jubileo de la Esperanza, y Jesucristo es esa esperanza que no defrauda y ustedes tienen los brazos abiertos aquí en la Iglesia para venir y transformar la historia. Y no solo eso, para ustedes ser transformadores de la sociedad y transformarse ustedes internamente. Los necesitamos, la Iglesia los necesita para construir el Reino de Dios”.