Se trata de un camino que ya está en marcha con el compromiso de los miembros de las Comunidades Eclesiales de Base de cada país, lo que constituye un aporte para alcanzar su objetivo principal, orientado a compartir y celebrar experiencias sinodales, que recreen la comunión, la autonomía y la participación, pensando en el cuidado y la defensa de la casa común; porque según describen sus organizadores, cada Encuentro Continental «representa un espacio de fiesta, abrazos y renovación de este compromiso que hemos asumido en comunión, con alegría y plena convicción».
Francisco Bosch coordinador continental de procesos formativos en las CEBs, recuerda que “las Comunidades Eclesiales de Base son pequeñas comunidades de fe. Y al ser pequeñas y estar en los territorios desde hace más de 40 años, surge la inquietud de pensarlas continentalmente para recuperar lo que el Papa Francisco llama el sueño de la Patria Grande”.
En esa búsqueda se ha logrado una articulación continental; especialmente porque su carácter sinodal, martirial y comprometido, les permite escuchar la Palabra y la realidad. El teólogo argentino explica que cada cuatro años durante las últimas cuatro décadas se viene organizando este Encuentro Continental.
En esta oportunidad asistirán 250 personas de 17 países. “Reunimos comunidades desde el sur del continente, desde la tierra del fuego en Argentina y la Araucanía chilena hasta el norte de México y los desiertos. Incluso, más allá del muro, con las comunidades latinas que viven en Estados Unidos”, afirma.
La presencia de cientos de personas provenientes de estos puntos geográficos, donde se reúnen los pueblos originarios, las comunidades afro, el campesinado y los jóvenes urbanos es lo que permitirá sentir la diversidad y riqueza de las Comunidades Eclesiales de Base y los aportes de su XII Encuentro Continental.
Para Bosch hay un punto de encuentro y es que “todos tienen la necesidad de volver a pensar en la liberación”. Es decir, “en la salvación de América Latina que además de ser una exigencia propia de nuestra fe, en la realidad está muy bien representada en aspectos como la lucha por la justicia, centralmente vinculada con la búsqueda del Evangelio y sus implicaciones. En ese sentido, el rostro de los nuevos mártires, el camino sinodal, la escucha y la profecía, son el corazón de este Encuentro”.
En el himno de las Comunidades Eclesiales de Base cantamos: “Eres eco de los profetas, eres presencia del salvador, eres árbol que a diario florece, porque tu retoño es la herencia de Dios”. Un verso que se ha hecho vida en la historia de muchas personas que encontraron en la propuesta pastoral de las Comunidades Eclesiales de Base, un camino para fortalecer su fe y transformar la vida. Esa es la historia de María Elena Sanabria, quien integra el equipo de articulación de las CEBs en El Salvador.
“Compartir la vida, la fe y el compromiso con las CEBs, ha significado ampliar mis horizontes de vida como mujer y cristiana, porque se han creado relaciones de hermandad con compañeros y compañeras de camino que alimentan hoy mi espiritualidad. Porque descubrí con ellos la importancia de asumir las luchas justas de las y los pobres desde el seguimiento de Jesús, el legado de nuestros mártires y la promoción y construcción del Reino aquí y ahora”, afirma.
Para la lideresa, las CEBs del Salvador han aportado y siguen aportando, un modelo de comunidad donde la centralidad es el Reino de Dios que se va haciendo posible desde la práctica concreta en los territorios junto a otras fuerzas vivas de la sociedad, para levantar vida y esperanza.
En sus palabras “son experiencias liberadoras, inspiradas en los documentos del Concilio Vaticano II, Medellín y Puebla, en la iluminación de la Palabra y el análisis de la realidad para vivir y mostrar un modo alternativo de convivencia; pero sobre todo de cristianos e iglesia en la base hoy. Las CEBs han despertado una conciencia nueva y de fuerza política y social, han aprendido a celebrar la vida y no la fórmula”.
En la carta de invitación que dirige el Equipo de animación de la articulación continental y caribeña del evento, se define a El Salvador, como una tierra martirial, la tierra y el pueblo del querido San Romero de América que los acogerá con cariño y solidaridad, seguros de todo lo que tiene para animar este camino.
De hecho, María Elena Sanabria indica que, hacia el futuro, observa a las CEBs –al menos en el caso de su país-, con un decidido interés por profundizar su autonomía como laicos y trabajando desde la base en las dimensiones de la formación integral, las celebraciones y luchas por la vida.
«Veo comunidades integradas por hombres y mujeres que siguen celebrando la memoria de Jesús, promoviendo el legado martirial y denunciando las injusticias como la violencia contra las mujeres. Los proyectos de muerte contra la madre tierra, el régimen de excepción, la coerción de la libertad de expresión, las crisis económica y política, las desapariciones, el desalojo… Y en medio de estas realidades anunciando y trabajando las Buenas Nuevas, en definitiva, veo a las CEBs siendo una iglesia comprometida y profética”. Indica.
Experiencias que resonarán en el marco del XII Encuentro Continental de las Comunidades Eclesiales de Base, porque esa Iglesia sencilla sigue siendo semilla del reino y corazón del pueblo, por ende con mucho por enseñar sobre la sinodalidad que viven y ante la que sus convicciones como sus desafíos están muy cerca del camino post sinodal que el Papa Francisco y la asamblea proponen a partir de la conversión y aspectos como la transparencia en la toma de decisiones, el análisis de las estructuras actuales y la necesaria transformación del ejercicio del poder.