La actual división de la diócesis en cinco sectores, escribe Francisco, "ha tenido ciertamente la ventaja de asistir espiritual y pastoralmente a los distintos barrios -especialmente a los suburbios- mediante la construcción de parroquias y lugares de culto, con la posibilidad de organizar el clero y garantizar a los sacerdotes y al pueblo una presencia apostólica cercana en la figura del obispo auxiliar, capaz de afrontar los problemas concretos de cada sector. Incluso la pastoral medioambiental, caracterizada tanto por actividades caritativas como por asistencia espiritual en las estructuras pertinentes (pensemos en las capellanías de los hospitales) y en los diversos contextos que pueblan la ciudad, ha sabido organizar una excelente red en los sectores periféricos.
Con el aumento de la movilidad, no faltó la atención pastoral a los peregrinos y al turismo, transformándose cada vez más el centro histórico (que pasó a ser el Sector Central) en un gran santuario al aire libre, dando lugar a lo que hoy se conocen como itinerarios de la Roma cristiana. para peregrinos y turistas".
Sin embargo, leemos nuevamente en el Motu Proprio, "el efecto colateral que a la larga afectó a la diócesis en el intento de adaptarse a la expansión de la aglomeración urbana fue ver una diferencia y separación cada vez mayor entre el centro de Roma y las de afuera.
Muchas zonas periféricas y en consecuencia muchas parroquias, a pesar de estar configuradas dentro del Municipio y diócesis de Roma, no han sido tratadas con la atención a la belleza y la identidad que caracteriza a Roma; viceversa, el centro histórico, que constituye una buena parte del Sector Central, se ha vuelto cada vez más aislado, corriendo el riesgo de convertirse en un lugar separado y escondido, que experimenta dimensiones pastorales ligadas a la caridad hacia los numerosos pobres que viven en el centro de Roma y a devociones muy antiguas, testimonios todos que es necesario abrir a toda la ciudad, para que no se convierta en un museo para visitar, sino en un lugar que pueda manifestar y difundir toda la santidad de Roma".
Otro efecto colateral, para el Papa, "es la conexión que se ha desarrollado entre la diócesis y el municipio de Roma, en referencia a los suburbios y al centro histórico".
"A menudo los suburbios denuncian la falta de servicios adecuados y encuentran en las parroquias, bien arraigado en el territorio, válido apoyo social y cultural, así como espiritual y pastoral. Por el contrario, si para el Municipio de Roma está clara la identidad y la finalidad del centro histórico, destino de turismo y de peregrinos en el que siempre está dispuesto a invertir, la diócesis ha tenido dificultades para establecer una pastoral eficaz, capaz de captar las necesidades espirituales de una población caracterizada principalmente, pero no sólo, por viajeros, comerciantes y turistas".
Además, "el vaciamiento residencial del centro histórico moficicó la pastoral ordinaria del Sector, que vio una lenta pero inexorable reducción del número de parroquias, hoy sólo treinta y cinco en un territorio muy vasto y cada una con un porcentaje mucho menor" afluencia de feligreses que a las parroquias de los demás sectores.
Con el tiempo, la falta de una atención pastoral alternativa ha determinado la reducida accesibilidad de muchas iglesias o lugares de culto, ricos en historia, arte y fe. Se trata, pues, de un patrimonio con un alto potencial que está guardado desde hace tiempo y que pide ser repensado y puesto al servicio del pueblo de Dios.
La combinación de estas cuestiones críticas llevó a la diócesis a atribuir al Sector Central un importante valor "logístico", vinculado también a las numerosas instituciones que tienen allí su sede, pero sin desarrollar aún esa dimensión pastoral que le es específica: allí se han concentrado las residencias de numerosas instituciones, conectadas también a las numerosas rectorías.
En la zona se encuentran muchos de estos antiquísimos y verdaderamente preciosos cofres de belleza y espiritualidad, cuyas finalidades sólo en casos raros repercuten en la pastoral concreta de la ciudad en su conjunto. Aunque no faltan muchas hermosas y positivas experiencias de vida sacerdotal y comunitaria plenamente integradas en la vida pastoral del centro histórico de Roma, muchas veces el clero destinado al Sector Central sólo reside en estructuras de culto, viviendo luego su ministerio en otras funciones u oficios.
Por todo ello, el Santo Padre ordena que "se redefinan los límites de las Prefecturas en las que actualmente se divide la diócesis de Roma, de modo que se armonicen los contextos de referencia y las parroquias que les pertenecen" y que las cinco Prefecturas actuales del Sector Centro se incluyan en los demás Sectores, "reduciendo la organización territorial de la diócesis de Roma sólo en referencia a los cuatro puntos cardinales".+