Al respecto, agradecieron a Dios por la paz y la democracia en este país, aclarando que “aunque imperfecta”. Así también, pidieron a todo el pueblo panameño católico mantenerse unido en oración pidiendo por los nuevos gobernantes, deseando que su gestión esté siempre orientada a “fortalecer la institucionalidad, la gobernabilidad nacional, así como el bien común y respeto a los derechos humanos de todos y el medio ambiente”.
Destacaron que, una de las mayores preocupaciones en el país es la corrupción, que destruye en sus habitantes la confianza en la institucionalidad, a esto hicieron un llamado a las autoridades para que se fortalezcan las medidas que venza este enemigo como lo es la corrupción, además piden los recursos del Estado sean utilizados con honestidad, transparencia y eficacia, de tal forma que beneficie a todos los ciudadanos, de manera especial los más necesitados.
El llamado es también, a todo el pueblo panameño a que se dispongan con ánimo y esperanza a reconstruir la paz social, el respeto por los demás y la solidaridad fraterna. De manera especial piden afrontar problemas urgentes como: la Caja del Seguro Social, del agua y el medio ambiente. A esto, le añaden otras problemáticas como el incremento de la violencia y el crimen organizado, el desempleo y la vivienda digna, la seguridad jurídica para los campesinos y el drama de los migrantes.
Las palabras de los obispos, exhortan a trabajar unidos por el bien común de la nación y a superar las divisiones, construyendo puentes de diálogo y reconciliación. Hacen un llamado a todas las instituciones y ciudadanos a que respondan a una vocación de grandeza y unidad en el país.
“Pongamos todo el empeño por lograr un desarrollo integral de todos los que habitamos en nuestro país. Esto implica la creación de oportunidades de empleo digno, el acceso a una educación de calidad, servicios de salud eficientes y un ambiente social seguro”.
Como Iglesia, aseguran, continuarán promoviendo espacios de encuentro, diálogo y apoyo para todos, sin distinción alguna. “Esta es nuestra misión: el anuncio de la alegría del Evangelio, que nos impulsa a ser Iglesia en salida, que acompaña y guía; que sufre y lucha con su pueblo”.
El mensaje concluye invocando la intercesión de Santa María La Antigua, patrona de los panameños, para que sea ella quien los guíe a todos por el camino de la paz, la justicia y la fraternidad.