Cuando hacemos racconto
de la historia tenemos que pensar si realmente somos autónomos o es simplemente
una exclamación o slogan. ¿Es realmente Catamarca una provincia autónoma o
sigue dependiendo del poder centralista de Buenos Aires? Seguramente las
respuestas a esta pregunta serán dispares y no nos pondríamos de acuerdo. Además,
deberíamos preguntarnos si como ciudadanos nos comportamos como seres
autónomos.
Según el sitio
educación.navarra.es “Autonomía se refiere a la regulación de la conducta por
normas que surgen del propio individuo. Autónomo es todo aquél que decide
conscientemente qué reglas son las que van a guiar su comportamiento. Tener
autonomía quiere decir ser capaz de hacer lo que uno cree que se debe hacer,
pero no sólo eso. También significa ser capaz de analizar lo que creemos que
debemos hacer y considerar si de verdad debe hacerse o si nos estamos
engañando. Somos autónomos cuando somos razonables y consideramos qué debemos
hacer con todos los datos a nuestra disposición. Dicho de otro modo: somos
verdaderamente autónomos cuando usamos nuestra conciencia moral”. Hay una
confusión de creer que ser autónomo es ir en contra mano a lo que señalan las
leyes.
Nos estamos acostumbrando
mal como sociedad. Las normas y las leyes son las que regulan si nuestros
comportamientos son válidos y que no afecten a terceros. Lamentablemente se
pudo observar que hay ciudadanos que entienden a la autonomía desde una mirada
individualista y no social o comunitaria. Y esta mirada individual es el inicio
de atentar contra las otras personas. Cuando se cree que los derechos
individuales son más importantes que de las demás personas estamos cayendo en
un abismo profundo e infinito. Hay conductas, de las cotidianas, que no parecen
importantes, sin embargo, son indicios de una sociedad que no respeta nada. Es más,
hasta se justifica que “somos así” por que los de “arriba son peores”. Y no tiene
que ser de esta manera. Al contrario, somos los ciudadanos los que deberíamos
luchar y aportar con nuestras conductas para que “los de arriba cambien”. Una muestra que nos debe servir de ejemplo:
estacionar y dejar el auto en la vereda u obstruyendo la rampa para personas
con discapacidad. Para muestra basta un
botón dice el dicho popular. Esta especie de “hago lo que quiero” en realidad
no nos muestra como seres autónomos sino esclavos de los individual. Y hasta
creemos que es un ejercicio válido de nuestra libertad.
Savater decía que “la
libertad no es innata a nuestra condición humana, sino un logro de nuestra
integración social. No partimos de la libertad, sino que llegamos a ella”. Al
parecer falta mucho para decir que somos seres autónomos y libres.
Es tiempo de empezar a
cambiar esas conductas que perjudican a otros, dejar de lado el ventajismo y
dar inicio a otras formas de pensamientos que sostengan un ideal social y
comunitario. “Nadie se salva solo” decía Francisco en tiempo de la pandemia.
Hay que hacer ejercicio de la responsabilidad que es un valor que está en la
conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y
valorar las consecuencias de sus actos.
Caminar por la senda
correcta sin dejar de lado a nadie sería una forma de entender que la autonomía
es el ejercicio de respetar las normas y leyes que regulan nuestras vidas y
ejercitar nuestra conciencia moral para orientar nuestros actos.